Furioso, Julian Zhou gritó: "Será mejor que no te muestres tan arrogante; podrías arrepentirte después”.
Una vez que Wyatt terminó con su compra, uno de los encargados le dijo: "Señor Dong, ¿quiere que cortemos la piedra aquí mismo?”.
"Sí, por supuesto", respondió Wyatt con orgullo. Era muy probable que esa piedra tuviera esmeralda adentro y que su calidad fuera superior, lo cual le bastaría para lucirse con la gente rica a la que moría por impresionar.
El encargado asintió y sacó un walkie-talkie para ordenar que trajeran el equipo necesario. Acto seguido, apareció un montacargas con una enorme máquina para cortar piedra. Al ver el espectáculo que se avecinaba, todos los presentes comenzaron a rodear el lugar.
Un hombre musculoso dijo respetuosamente: "Señor Dong, ¿quiere ser usted quien trace la línea?".
Wyatt asintió y tomó una tiza para trazar una línea en la piedra mientras decía: "Córtala por aquí. Más tarde te daré una compensación”.
A juzgar por su mirada desvergonzada y arrogante, parecía estar seguro de que el valor de la piedra en bruto aumentaría enormemente.
Los dos hombres asintieron e hicieron un gran esfuerzo por apuntar la máquina cortadora hacia la línea que él les había trazado para empezar a cortar la piedra.
Un sonido ensordecedor comenzó y pronto una neblina blanca cubrió a todos.
El público estaba muy nervioso, especialmente Wyatt Dong; esta piedra le había costado 50 millones de yuanes y, si bien no se veía que tuviera nada especial, perdería una fortuna si resultaba así.
A medida que la hoja iba entrando más profundo, la piedra gigante terminó por partirse en dos, revelando dos superficies de color gris y blanco.
"Él... lo perdió todo...", la multitud comenzó a murmurar. Algunos se sintieron un poco decepcionados, mientras que otros se regodeaban,
La expresión de Wyatt Dong se transformó mientras gritaba: “¡Sigan cortando!”.
La piedra era demasiado grande, por lo que no debían llegar a una conclusión tan rápido. Los hombres asintieron y volvieron a encender el motor en cuanto encontraron otro punto de entrada. Con un sonido áspero, la piedra ahora se dividió en cuatro, pero el resultado siguió siendo el mismo. Para entonces, la gente había perdido el interés.
"Me queda claro que ya no hay nada más por hacer”.
"Sí, no esperaba que una piedra de tan buena calidad pudiera terminar así...".
"Cincuenta millones y solo tenía una fina capa verde en el exterior. Qué gran pérdida”.
"Eso debería servirle de lección a todos; apostar por piedras puede traer graves consecuencias".
Al mirar la piedra gris, Wyatt Dong se sintió enojado. Entonces, un hombre alto le preguntó con cautela: "Señor, ¿quiere que la sigamos cortando?”.
Wyatt apretó la mordida; ya no era necesario cortar nada, pues era obvio que no podía haber esmeralda adentro. Sin embargo, todavía no estaba satisfecho. Sí, había pagado 50 millones de yuanes por esa piedra, pero el dinero no era lo que importaba, sino su reputación.
Algunas personas con experiencia perdieron el interés y se fueron mientras negaban con la cabeza con desaprobación. Wyatt Dong no dejaba de cortar la piedra en pedazos más pequeños, desesperado por encontrar algo.
Julian Zhou se rio y dijo sarcásticamente: "Ja, ja, vaya que eres generoso; no cualquiera pagaría 50 millones de yuanes por una piedra sin ningún tipo de valor. ¿Por qué no mejor le donas eso al pueblo como material de construcción?”.
La multitud estalló en carcajadas. Cualquiera que experimentara algo así se sentiría profundamente avergonzado.
Wyatt Dong estaba furioso, pero no pudo contestar nada; simplemente miró a Julian con impotencia y se dio la media vuelta para irse.
Pero Julian no dejaba de burlarse de él: “¿No habías dicho que le darías propina a los hombres que cortaron la piedra? Ellos trabajaron muy duro y se merecen una recompensa”.
Wyatt se tambaleó y volteó a ver a Julian. Si esa piedra hubiera tenido algún valor, le habría dado una gran propina a los hombres pero, ¿qué dinero podría ofrecerles ahora que no valía nada? Nunca mencionó que solo les daría la propina si aparecía esmeralda en el interior. Por lo tanto, sacó su billetera para tomar 10,000 yuanes, y luego los arrojó al piso antes de alejarse.
Carlos Lin llegó en el momento adecuado y dijo con una sonrisa juguetona: "Señor Dong, quédate un poco más. Solo perdiste 50 millones de yuanes; no me vas a decir que estás arruinado y sigue habiendo muchas otras piedras de calidad aquí”.
"¡Carlos Lin!", Wyatt Dong gritó furiosamente. Ya había recibido suficiente humillación. Carlos lo ignoró y caminó hacia Jacobo diciendo solemnemente: "Gracias por lo que hiciste. Ahora te considero como un hermano".
"¿Estás bien?", Julian miró a Carlos con sorpresa. Este último no era un hombre ordinario y su origen era diametralmente distinto al de Jacobo. No solo era miembro de la Oficina del Gobierno de Oakdale, sino que provenía de una familia millonaria. Era razonable ver que ambos se llevaran bien; pero ver a Carlos llamarlo su hermano lo tomó por sorpresa.
‘¿Podría ser que este tipo sufrió un accidente automovilístico y se golpeó la cabeza?’, pensó Julian.
Por su parte, Jacobo sonrió: "No entiendo muy bien de qué estás hablando".
Carlos Lin hizo un gesto con la mano: "Sé que ustedes son unos expertos y no quieren que los demás sepan demasiado. Lo entiendo, así que mejor disfrutemos de esto por un rato más”.
Tan pronto como entró Carlos Lin, Jacobo pudo percibir que había escapado por poco de la muerte en el accidente y, por supuesto el millonario entendió de inmediato que había sido gracias al jade que Jacobo le había obsequiado.
Jacobo asintió y siguió mirando a su alrededor con Megan Lan. De repente, una deslumbrante luz verde se encendió frente a él. Sorprendido, se detuvo para mirarla con atención. Esta luz provenía de una piedra en bruto poco impresionante que no era mucho más grande que una pelota de baloncesto. A pesar de que su superficie resultaba normal, su chi era impresionante.
Entonces, Jacobo le preguntó al empleado que la custodiaba: "¿Cuánto cuesta esta?".
El hombre miró la pieza y respondió: "1,800 yuanes por kilo".
En ese momento, Julian se acercó y, mirando la piedra, le dio unas palmaditas a Jacobo diciendo: "No hay patrones ni colores en la superficie de este material, lo cual indica que es muy poco probable que tenga esmeralda. Mejor vayamos a buscar otra pieza”.
Julian entendía que su amigo no sabía mucho sobre el tema, así que temía que pudiera terminar sufriendo pérdidas.
Jacobo sonrió antes de responder: "Mejor no juzguemos un libro por su portada; ya viste lo que pasó hace rato". Tan pronto como dijo eso, Wyatt Dong, que acababa de llegar, se enfureció.
Jacobo continuó: "Lo compraré por diversión. ¿Cuánto pesa?".
El chico asintió y pesó la piedra. Pesaba 88 kilogramos, el cual resultaba un número de buena suerte.
Julian sonrió y dijo: "Es una buena cifra. Tengo un buen presentimiento”.
Después de calcular cuánto dinero costaría, Jacobo pagó con su tarjeta y una voz se escuchó: "Son más de cien mil yuanes; ¿seguro puedes pagarlo?”.