Adriana
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"¡Dexter, suéltame!" Me quejé, clavando mis uñas en sus brazos. "¿Qué quieres de mí?" Lo vi sacudir la cabeza, como si tener que lidiar conmigo fuera un fastidio, y sin apartar la vista de Draven, a quien los hermanos Ardelean intentaban controlar.
"Estoy reclamando lo que me pertenece por ley", Dexter respondió. "Ahora, a todos los que fueron amables y no reaccionaron de mala manera", se dirigió a la multitud y seguía viendo a Draven con tanto odio e ira que me estremecí. "Déjenme decirles por qué estoy aquí". Apretó mi hombro con más fuerza y gemí de dolor, parpadeando para evitar que las lágrimas nublaran mi vista. A pesar de que estaba aterrada, no estaba llorando por eso, estaba llorando de impotencia. "Soy un hombre simple y solo quiero lo mismo que el resto de ustedes quieren. Quiero poder, quiero tener un reino y un lugar en el que pueda vivir con mis hermanos, y también quiero tener p*tas que estén dispuestas a f*llar conmigo cuando quiera". Hizo una pausa y sonrió, era obvio que quería agregar un efecto dramático al momento. Luego volvió a mirar a Draven y mientras lo apuntaba con el cuchillo, sus movimientos se volvieron más fríos. "En resumen, quiero lo que él tiene", culminó. Me tomó unos segundos asimilar tus palabras, y cuando por fin entendí lo que había querido decir, lo miré y noté que estaba mirando a la multitud que, por cierto, estaban parados como cachorros perdidos y asustados. No se atrevieron a mover ni un dedo para ayudarnos y solo se miraban entre ellos, aterrorizados.
"¿Estás haciendo todo esto porque quieres lo que él tiene?" Pregunté, indignada. ¿Qué clase de comportamiento infantil era este? "¿Eres un enfermo o...?" Sin embargo, antes de que pudiera terminar de hablar, Dexter me agarró el cuello y empezó a apretar, quitándome el oxígeno.
"Cariño, cállate o te cortaré la linda carita que tienes", Dexter me advirtió. La rabia era evidente en sus ojos. "Sí, quiero todo lo que él tiene porque es obvio que él no se merece nada de esto. ¡Fui yo quien lo ayudó a crear este reino y, por ende, soy yo quien se merece todo lo que él ha obtenido en bandeja de plata!" Estaba gritando mientras yo hacía todo lo posible por respirar. Me empecé a marear y al sentir que pronto perdería el conocimiento, miré a Draven, que me estaba mirando con desesperación. Luchaba para que los hermanos Ardelean lo dejaran enfrentarse a Dexter.
"¡Detente!" Draven gritó, intentando zafarse de los hermanos Ardelean, que lo agarraban con más fuerza, ya que sabían que si intentaba hacer algo, Dexter me mataría. "Suéltala antes de que..."
"¿Antes de que qué, Draven?" Dexter preguntó con sarcasmo. "¿Eh? ¿Antes de que me mates?" Soltó una risa burlona. "Hasta donde yo sé, ella me pertenece". De pronto, dejó caer el cuchillo que estaba sosteniendo y sacó otro de su bolsillo. Volteé a verlo y noté que a comparación del anterior, este era largo y plateado, y que tenía algunas tallas en los lados.
"¿De dónde sacaste...?" Draven preguntó, pero Dexter lo interrumpió y no lo dejó terminar de hablar.
"Lo encontré, amigo", respondió. "Y ya sabes lo que dice el dicho, papel, papel, el que se lo encuentra es para él". Dejó escapar su risa oscura de siempre y agarré sus manos con la esperanza de que aflojara la mano que tenía alrededor de mi cuello. No obstante, fue inútil. "Lo que no sé es si debo usarlo para matarte a ti primero o para matarla a ella". Sus palabras resonaron en mi mente un millón de veces hasta que la realidad me abofeteó en la cara. No podía ser posible que este cuchillo pudiera matar a un vampiro, ¿verdad? Se suponía que los vampiros eran seres inmortales. Era imposible.
"Supongo que matarla a ella primero sería poético", Dexter dijo en voz baja. Noté una sonrisa en su rostro cuando Draven por fin dejó de luchar contra los hermanos Ardelean. "Adriana me recuerda mucho a Lianna, ¿sabías?" Preguntó. "Al fin y al cabo, ambas son atractivas, y Lianna era muy buena en la cama. Me pregunto si Adriana será igual. No puedo esperar a descubrirlo". Los labios de Dexter rozaron mi mejilla y grité, asqueada empujándolo con todas mis fuerzas. De haber sabido que librarme de él sería tan fácil en estos momentos, lo hubiera intentando antes. Corrí lo más rápido que pude hacia Draven, pero me detuve en seco cuando vi que Dexter se aparecía frente a él. Clavó el cuchillo con todas sus fuerzas en el pecho de Draven, que dejó escapar un grito de dolor. Todo pasó en un santiamén y, de repente, Dexter sacó el cuchillo y la sangre empezó a brotar del cuerpo de Draven por montones. Me tapé la boca con la mano, horrorizada por lo que acababa de pasar y escuché que la habitación se quedaba en completo silencio por un momento hasta que la multitud empezó a gritar y a correr despavorida. Draven cayó al suelo, justo al lado de los hermanos Ardelean, que estaban atónitos por lo que había pasado. Escuché un grito de terror hacer eco en la habitación y me di cuenta de que había sido yo quien había gritado. Corrí hacia Draven, empujando a todos los que estaban en mi camino. Me tiré al suelo, a su lado, agarrando su traje que estaba empapado de sangre.
"¡C*brón!" Raymond gritó.
"¡Juro por Dios que te destrozaré!" Los hermanos Ardelean anunciaron, corriendo hacia donde estaba Dexter, pero antes de que pudieran alcanzarlo, desapareció, riéndose a carcajadas. Los hermanos Armenius, que habían venido con él, también desaparecieron de la habitación y mi corazón dio un vuelco. Vi a Draven de nuevo, seguía en el suelo con los ojos cerrados. Pese a que intenté sacudirlo para que los abriera, él no lo hizo.
“Despierta, ¿qué estás haciendo? ¡Draven, despierta!" Grité, desesperada. Puse mis manos sobre su pecho del que todavía brotaba mucha sangre y me atraganté al ver la cantidad de sangre que estaba perdiendo. Aun así, contuve mis sollozos y llamé su nombre una y otra vez, intentando que recobrara la conciencia.
"¡Llamen a una ambulancia!" Exclamé. "¡A la policía! ¡Llamen a quien sea, pero ayúdenlo! ¡Se está muriendo!" Me volteé para buscar a Vincent con la mirada y al verlo al lado de Tyrell, muy cerca de mí, noté que estaban tan asustados como yo.
"Llamar a cualquiera de ellos será inútil ahora, Adriana", Vincent dijo, tratando de empujarme a un lado para chequear la herida de Draven. "Todos se fueron a buscar la yerba y los demás fueron tras Dexter". De todos modos, me quedé firme, en el suelo, no quería soltar a Draven y solo lo agarré con más fuerza, para evitar que Vincent me hiciera a un lado. "¡Tenemos que llevarlo a su habitación ahora mismo!" Anunció. Negué con la cabeza. No quería que lo movieran; no pensaba que sería bueno para él. Tenía miedo de que desapareciera para siempre si lo alejaban de mí.
"¡No! ¡No se lo lleven, está herido!" Dije entre lágrimas. "¡Cúralo! ¡Se está muriendo!" En mi desesperación, vi cómo el color del rostro de Draven se desvanecía con cada segundo que pasaba. Estaba perdiendo demasiada sangre.
Draven se estaba muriendo.
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