Capítulo 51
1522palabras
2023-01-08 00:01
Pensé que Hayden se había retrasado porque no quería hacerle un desaire a su colega, pero nunca esperé que fuese a tardar casi 20 minutos más y que llegaría además con actitud de desgano a la pequeña sala de reuniones.
Tenía aproximadamente 40 minutos de retraso, pero su cara no mostraba ni un ápice de culpa. Apenas entró a la sala de conferencias, colocó los informes con displicencia sobre la mesa y dijo frívolamente: "¡Aquí está toda la información, puedes leerla cuando quieras!"
Oculté lo disgustada que me sentía, y me limité a ordenar las carpetas regadas en la mesa y luego empecé a leer en silencio.

"Patrocinador: Future Technology, requerimientos publicitarios: ¿incorporar los productos de la empresa en la alimentación del protagonista de la serie?" Levanté la vista tras leer la nota y le pregunté: "¿No crees que hay un error aquí? Hasta donde sé, ésta es una empresa de productos electrónicos y por ende, no puede pedir que éstos sean incluidos en la dieta diaria del actor principal. ¡No creo que sea apropiado darle de comer un dispositivo electrónico al actor principal de la serie!"
"Lo siento pero ésa fue la información que me envió el representante de Future Technology. Únicamente me limité a copiarla y a enviártela. No sé nada más al respecto", respondió con el mismo tono frívolo.
En realidad quería preguntarle por qué no se había comunicado nuevamente con el personal de Future Technology para aclarar ese error tan evidente, pero al parecer él adivinó lo que iba a decirle porque me percaté de que estaba moviendo los labios y entreabriendo los ojos como si estuviese amenazándome.
En ese momento recordé el acto violento al que me había sometido en la piscina, pero me limité a concentrarme en la lectura de los informes y a no seguir pensando en eso.
"Rose Only exigió que sus productos a base de rosas aparecieran en la escena donde estaban negociando el héroe y el villano". Me quedé atónita al leer ese mensaje y le pregunté a Hayden si era consciente de la importancia de esa escena, ya que en ella podrían morir seres humanos e incluso añadí si no le parecería extraño que en ese contexto apareciera una romántica rosa en la pantalla.
"¿Me estás preguntando eso a mí? ¿Qué voy a saber yo de eso?", respondió Hayden mirándome con cara de pocos amigos y añadió: "Mi trabajo es recopilar y ordenar la información, pero tú me estás haciendo preguntas que no están dentro del ámbito de mis funciones".

"Sin embargo..."
"¡Suficiente!", gritó él de repente, tras ponerse de pie: "Yo ya cumplí con mi trabajo y no quiero seguir perdiendo el tiempo escuchándote hablar de esto. Si realmente quieres saber qué pasó ¡habla tú personalmente con los patrocinadores!"
Y al concluir, salió furioso de la sala.
Era la primera vez que estaba a cargo de un proyecto tan importante, pero nunca me había enfrentado a una situación así. Por ende, no sabía cómo manejar las cosas.

Procedí a marcar todas inconsistencias que había en los documentos, y a decir verdad, regresé con cierto desgano a la oficina editorial para seguir investigando.
Traté de contactar a otras personas del departamento de proyectos para que me ayudaran a solucionar el problema, pero parecía que ya se habían puesto de acuerdo para no hacerlo. Ninguno estaba al tanto de la situación, pero se me hizo un poco extraño que todos se negaran a darme los números de contacto del patrocinante para hablar directamente con él.
Como consecuencia de ello, no podía seguir avanzando en el proyecto.
Esa noche salí agotada de la oficina y mientras estaba estacionando mi auto, vi a Astepon bajarse del suyo.
"¿Meita?", dijo caminando hacia mí y luego me preguntó: "¿Y esa cara de preocupación?"
Me reí con amargura mientras terminaba de estacionarme, y luego me bajé del auto y nos fuimos juntos a la casa.
"Astepon, estoy muy preocupada por una situación", le confesé.
"Cuéntame, tal vez te pueda ayudar", me consoló él con gentileza.
Lo miré agradecida y le conté todo lo que había sucedido ese día en la oficina. Al final le pedí un consejo y le pregunté: "¿Crees que si le cuento a mi jefe, podré resolver el problema?"
"Técnicamente, ésa sería la solución", dijo asintiendo levemente con la cabeza.
La noche comenzaba a caer y los faroles de la calle reflejaban una cálida luz anaranjada que salpicaba su cuerpo, lo que parecía aumentar su sabiduría. Me paré bajo de la luz del farol y admiré su hermoso perfil, quedándome como hipnotizada y perdida en mis pensamientos por un instante.
"Pero no te estoy aconsejando que hagas eso", añadió Astepon, y sus palabras llena de sosiego me volvieron a la realidad.
"¿Por qué?", le pregunté mirándolo desconcertada.
"El problema que estás atravesando no es nada del otro mundo y si en un futuro te ascendieran a gerente, tendrías que enfrentar asuntos mucho más complejos que éste. Por ende, si no puedes resolver una situación tan sencilla como ésta, tu jefe podría dudar de tu capacidad y ese ascenso nunca se materializaría, aun cuando hagas muy bien tu trabajo", me explicó él. 
Sólo asentí confundida y le pregunté: "Entonces, ¿qué se supone que debería hacer?"
Astepon esbozó una sonrisa y me aconsejó: "Trata de buscar una solución antes de contarle a tu jefe, pero sin que ello afecte el cronograma del proyecto".
"¿Otra solución?", le pregunté.
"Sí", contestó él y añadió: "Es evidente que Hayden está haciendo esto adrede, y por ello, tú eres la única de debe resolver ese problema. Ya verás cómo las demás cosas van a fluir por sí solas después".
Por un instante dudé porque Hayden era un hombre fuerte y poderoso, y aunque yo también era grande, definitivamente no podía compararme con él en esos términos.
"Tonta, no te estoy diciendo que lo enfrentes abiertamente", aclaró Astepon y de repente extendió la mano para darme unas palmaditas en la cabeza. Me quedé atónita al instante sin saber qué hacer.
Sin embargo, al parecer él no se había percatado de mi reacción porque retiró la mano con mucha naturalidad, y continuó caminando lentamente.
Sentí que un calor incontrolable se iba apoderando de mi rostro. Sin duda, debía estar roja como un tomate por la vergüenza que estaba experimentando en ese momento.
¡Maldición!, susurré para mis adentros y luego traté de calmarme porque no podía ser tan evidente.
Me concentré y respiré profundamente, y luego me dije que no debía asombrarme por el hecho de que Astepon me tratara como una amiga, ya que el contacto físico entre amigos no tenía mayor importancia.
Con esa idea en mente, de inmediato toda la inquietud que me embargaba desapareció en gran medida.
"Piénsalo bien por un momento, ¿Hayden tiene algo que perder? Si ése fuese el caso...", se detuvo Astepon de repente. En ese instante, levanté la vista algo confundida y vi que él estaba parado junto a mí, mirándome con cierto asombro.
Quizá pensó que estaba demasiado lejos y por eso se acercó un poco más. Por supuesto, él no sabía que yo lo había hecho adrede para que no se diera cuenta de mis verdaderos sentimientos hacia su persona.
Sin embargo, pretendí que permanecía incólume ante la presión de su mirada y seguí caminando hasta alcanzarlo y colocarme del lado izquierdo.
"¿Estás diciendo que trate de descubrir cuáles son sus debilidades mejor guardadas?", le pregunté muy seriamente, mirando hacia los rosales, y percatándome en ese momento de que había algunas rosas en el piso.
El hecho de ver los rosales indicaba que estábamos llegando a casa.
"Sí", respondió Astepon y de repente se detuvo, me miró a la cara y añadió: "Si conoces su más apreciado secreto, podrías usarlo como tu mejor arma contra él".
Me quedé paralizada por un momento, y luego me dije. "Sus secretos....".
Después de pensar un poco, creí que ya sabía cuáles podrían ser algunos de los secretos de Hayden.
"Finalmente recuerda que si con esa estrategia no puedes resolver el problema, no debes forzar las cosas. En ese caso, lo más sensato es que hables con tu jefe y le digas la verdad, ya que no puedes desviarte de la meta principal que en estos casos suele ser culminar el proyecto a tiempo".
Miré a Astepon pero no se apreciaba bien su rostro por la oscuridad, lo cual resaltaba increíblemente sus brillantes ojos. De hecho, su mirada viva y encantadora era como las estrellas que brillaban en el cielo. Lo vi detenidamente a la cara y luego tuve que hacer un gran esfuerzo para desviar la vista hacia otro lado.
Es muy sencillo hablar de darse por vencido, pero en realidad toma tiempo decidirse a hacerlo.
Pensé en la decisión que había tomado la noche anterior y al instante entré en razón.
"Está bien", le dije y di por terminada la conversación de la manera más sencilla.
Al llegar a casa, me metí a bañar para quitarme el cansancio, y luego escribí una nueva frase en mi diario.
Eres mi sol y mi mentor, pero es imposible que algún día pueda existir algo más entre nosotros.