Capítulo 10
1042palabras
2023-04-12 05:57
*Narración por Nathalia.
-¡Pero mírenlo pues, dice que yo soy la seductora y él es el que se la pasa coqueteando con las estudiantes! -Expresé indirectamente cuando lo vi pasar. Debía desquitarme por la humillación que me había hecho sufrir.
-¿¡Que!? No estés diciendo esas cosas que yo no ando coqueteando con nadie – El profesor Darwin volteó e Intentó defenderse, yo seguí molestándolo.

-Te acabo de ver seduciendo a las sifrinas, y con las dos a la vez –dije en tono de burla y por dentro me reía a carcajadas.
-¿Les dices sifrinas? Al menos son más decentes que tú. Y no las estaba seduciendo, ellas por educación me estaban saludando y preguntándome por sus calificaciones –me dijo con cara seria frunciendo el ceño.
- ¿Y cuál fue tu respuesta? Adivino que a ellas no las rasparías como a mí que me dijiste que había reprobado sin revisar el examen.
-Si me sigues faltando el respeto puede que te llegue a reprobar la materia completa.
-¡¿Qué?! –Exclamé de manera interrogante.
Me llené de ira al saber que Darwin sería capaz de eso… Reprobé un año por las malas juntillas, más el año perdido en el centro de rehabilitación me había hecho desistir de volver a pisar la escuela, pero debido a la insistencia de mi tía decidí seguir estudiando. No podría soportar ver matemática tres por tercera vez. Me había tocado el lado débil que me hizo reaccionar.

-¡Qué clase de profesor eres! ¡Te voy a demandar! ¡Voy a hacer que pierdas el trabajo en la institución pública!
-No puedes hacer eso porque eres la única que me odia –expresó él con total seguridad.
-Todos los demás te adoran ¿cierto? Porque no conocen el lado negativo verdadero tuyo. Sobre todo las sifrinas que están detrás de ti. Escuché algo sobre un sábado por la noche, ¿qué te van a regalar? ¿Sus cuerpos?
-¡Cállate estúpida! ¡Y deja de decir esas vulgaridades! No salgo con estudiantes. Para que sepas yo soy un hombre casado. Amo mucho a mi mujer, vengo aquí a trabajar para llevarle el sustento a mi familia.

-¿Eres casado? -Pregunté para rectificar lo que acababa de escuchar. Eso me sorprendió- No sabía que estabas casado, porque aquella noche… -dije con temor casi tartamudeando las palabras.
-¡No vuelvas a mencionar aquella noche! Estoy tan arrepentido de eso, como ver tu cara todos los días –Su ira se le notaba a través de los ojos. En ese momento en vez de alegrarme por haberlo hecho molestar sentía lástima por él.
-Sabes que yo no fui la causante de eso, sabes bien que no fui yo la que te seduje, ¡tú me llevaste en tu auto! -Expresé con lágrimas en los ojos.
-Ok, ok como haya sido, no importa.
-¿No importa? Pero tú me tratas como si yo…
-Da igual, bórralo. Mantendremos la distancia, y cuida tu carácter.
Tuve que respirar profundo para que las lágrimas no se me salieran, nuevamente me sentí humillada. De igual forma era una basura para Darwin. Y ese era un punto débil de mí, que me hicieran sentir inferior.
-Algo más –Él se iba, pero volteó.
-‘‘lloraré en frente de él’’ –pensé. La sensibilidad que tenía en ese momento produciría que un insulto más me hiciera soltar el llanto –dime –expresé con enojo.
-¡Eh! No te agradecí por haberme devuelto la billetera.
Al escuchar ese comentario quedé totalmente confundida…
-‘‘Hace segundos me lanzaba puñaladas y ¿ahora está siendo amable conmigo?’’ -En el hospital donde estuve recluida conocí a personas con trastornos bipolares parecidos- ¿Será que él está enfermo? -Me pregunté.
-Gracias –Dijo metiéndose la mano en el bolsillo, sacó la cartera masculina negra que permaneció en mi cuarto por más de quince días.
No le respondí, me quedé observando su movimiento. Solo deseaba que se retirara de una vez, ya me había hecho mucho daño.
-Agradezco que me la hallas devuelto, el material es cuero original de una marca extranjera. Pero, falta algo que contenía en su interior.
-¿Qué falta? –Pregunté mientras mi cabeza daba vueltas, trataba de recordar si existía algo adicional a sus tarjetas de crédito que le pudiese interesar- ¡Ah sí! Tuve que tomar los veinte dólares para pagar un desayuno, no había más dinero, si necesitas esos te los puedo devolver en el trascurso de la semana. Aun no los tengo, así que déjame en paz -Caminé a paso rápido para alejarme de Darwin, pero él pegó una carrera para alcanzarme, me tomó del brazo- ¡¡¡Deja!!! –Grité.
-¡Espera un momento! No es por el dinero, el dinero no importa.
-Lo que sea se perdió, debo irme. ¡Suéltame! –Sacudí el brazo para quitar su mano de mí.
-Es una foto. Quizá la has visto por ahí… la tienes en tus cosas, por favor búscala.
-¿Una foto? ¿De quién? ¿Tuya? –Caí en cuenta, sabía a lo que se refería, pero pregunté para recibir más explicaciones.
-Es de una bebé recién nacida.
-¿Y por qué es tan importante para ti? ¿Eres su padrino o algo así?
-Es mi hija.
Mi corazón latió rápidamente al escuchar esa frase, quise golpearlo para que me diera más explicaciones. Más otras cosas más que me llegaron a la mente.
-¿Tu hija? No sabía que eras padre.
-¡No sabes nada de mí! y lo menos que me interesa es que te metas en mi vida, así que lo que necesito es que me devuelvas la fotografía.
-¿Pero para que yo me robaría tu foto? Quizá se perdió –me crucé de brazos.
-Lo que necesito es que me la busques y que me la consigas, por favor.
-¿Cuál es mi interés? Me afirmaste que no aprobaría el examen.
Darwin bajó la cabeza, respiró profundo y después de morderse los labios expresó –Voy a revisar tu evaluación de hoy y te ayudaré a que la apruebes. Así que espero que me traigas la fotografía para la semana que viene.
-De acuerdo, veré si la consigo –expresé entre nervios y me di la vuelta para salir a la calle y agarrar el transporte para regresar a mi casa.
‘‘Mi hija’’-Esa frase de la voz de Darwin resoplaba una y otra vez en mi cabeza -¿Cómo puede ser su hija si yo la parí? ¿Dirá la verdad? Podría ser él… ¿¡El padre de mi hija!?