Capítulo 42
794palabras
2023-06-06 16:06
Al despertar de su sueño, Giselle abrió los ojos y vio a Harper sentada junto a la cama. Giselle estaba jadeando por aire y sudaba tanto que la ropa se le había pegado al cuerpo.
Harper se levantó y le acercó un vaso de agua.
Mientras Giselle bebía, le preguntó: "Tuviste un mal sueño, ¿no?"

Giselle negó con la cabeza al principio, pero luego asintió. "No sé si fue un sueño o una pesadilla."
Harper la miró perpleja por un momento. Al final, decidió no preguntar más.
Giselle puso la taza en su lugar y se tocó la frente. La fiebre había bajado. Suspiró aliviada y preguntó a su amiga: "¿No estás ocupada hoy?"
Harper le respondió: "Acabo de terminar mi turno. Justo cuando iba saliendo, la enfermera me dijo que tenías fiebre, así que vine a verte." 
La mayoría de las enfermeras del hospital sabían que Giselle era la mejor amiga de la neurocirujana.
Como la fiebre había bajado, no quería quedarse más tiempo en el hospital. Ya le habían sacado la aguja del dorso de la mano mientras dormía. Así que levantó la colcha y se puso de pie.

Harper seguía preocupada, "La fiebre bajó de repente. Es mejor que te quedes un poco más en el hospital." 
Giselle negó con la cabeza. Odiaba sentir su cuerpo tan pegajoso, "Quiero cambiarme. Es demasiado incómodo." 
Harper conocía bien a su amiga. Así que, decidió dejar de tratar de convencerle. "Bueno, te llevo."
Giselle asintió y luego de eso, Harper la llevó hasta la mansión de los Hawk.

Al pasar por la entrada de la mansión, Giselle notó un Land Rover negro, que no conocía, estacionado en el camino de la entrada.
Los Hawks no eran una familia muy numerosa, así que no tenía idea de quién era.
Al entrar a la casa no esperaba ver a Isaac Canfield y su esposa, Rachel Fraser, en la sala de estar. Vincent, sin embargo, no estaba allí. Aún así, no habían muchas razones por las que aparecerían en los Hawks.
Tan pronto como Rachel la vio, se puso contenta. "Giselle, por fin has vuelto."
Su sonrisa era brillante y entusiasta.
Giselle frunció el ceño, ya sabía las verdaderas intenciones detrás de esa sonrisa. Pero, estaba demasiado cansada como para lidiar con ellos. Los ignoró y subió al segundo piso.
Sin embargo, Rachel no se enojó.
Davina, por otro lado, la consoló: "No le hagas caso a Giselle, así es ella."
A Rachel no parecía molestarle. "Qué va, eso es lo que me gusta de ella y Vincent piensa lo mismo. Además, son los padres los que deberíamos encargarnos de arreglar la boda. Los novios no tienen que preocuparse por nada."
La mano de Giselle ya estaba en la manija de la puerta del dormitorio. Pero cuando escuchó esto, se abalanzó en silencio.
"Giselle debería sentirse honrada de que Vincent se fijara en ella. Usted decida la fecha de la boda."
Harrison no pudo estar más de acuerdo. Ni siquiera se molestó en respetar lo que pensaba su hija.
Isaac se sumó a la conversación: "Entonces seguiremos adelante con la dote como acordamos la última vez."
Justo cuando Harrison asentía con la cabeza, se escuchó un grito furioso desde arriba. Era Giselle.
"¿Alguno de ustedes preguntó si estaba de acuerdo? ¿Quién les dijo que me iba a casar con Vincent?"
Tal vez fue porque Harrison la decepcionó por completo. Ella usó toda la fuerza que le quedaba para gritarles.
¡Su voz era penetrante y fuerte!
Harrison frunció el ceño y la regañó: "¿Qué diablos estás gritando?"
Giselle bajó por las escaleras. Con el rostro pálido y las manos temblorosas, le lanzó una mirada furiosa a su padre. Se puso frente a él y dijo a gritos: "Prefiero morir antes que casarme con Vincent."
Estaba tan enojada que le costaba respirar y terminó jadeando pesadamente.
Sin embargo, Harrison no lo notó en absoluto. Con una cara fría le respondió: "Tu opinión no importa, la decisión está tomada."
"¿Por qué no? Soy un ser humano y tengo derecho a decidir con quién me casaré." 
Giselle y Harrison se miraron el uno al otro. Era inminente un enfrentamiento doméstico.
A pesar de esto, Davina decidió echarle leño al fuego y empeorar las cosas: "Giselle, tu padre está haciendo esto por tu propio bien. Además, Vincent es uno de los solteros más cotizados de Finceland. Todas se mueren por casarse con él, ¡no puedes ser tan desagradecida!"
"¡Cállate tú!"
Giselle se dio la vuelta y le lanzó una mirada asesina a su madrastra. "Estoy hablando con mi papá. ¡No se meta donde no la llamen!"
Davina se sintió ofendida. Tomó a su marido del brazo y pidió apoyo: "Querido..."
Se pudo escuchar el enojo en su voz, "Discúlpate con tu madre."