Capítulo 37
1258palabras
2024-02-17 04:00
Capítulo Treinta y seis
Una Decisión Peligrosa
―Tranquila Maia, haremos lo posible para no llegar a ese extremo. ―Me tranquilizó él cuando me hundí en sus ojos.

―Hemos interferido en otras ocasiones similares y hemos podido con ello ―susurró Jack a mi lado.
―Sigo sin entender qué tengo que ver en todo esto. ―Bajé la mirada hacia la mesa.
―Maia, ¿confías en Anthony? ―preguntó Alejandro.
―Sí.
―Él seguirá encargado de tu cuidado. Es conveniente que estén en continuo movimiento, que no se queden en un lugar mucho tiempo. Tomaremos las medidas necesarias para evitar que haya un enfrentamiento.
―¿Buscamos aliados? ―preguntó la vampiresa pelirroja con voz baja y sensual.

―Los que podamos conseguir ―asintió Alejandro―. Me gustaría que cada uno visite a los conocidos y le explique la situación, esto es algo que nos incumbe a todos y, tal vez, logremos convencer a algunos de que se unan a nosotros. Incluso podemos invitar a los demás clanes.
―¿Ese es el gran plan? ¿Buscar aliados? ―cuestionó el vampiro de cabello trenzado con un deje de ironía.
―Es el primer paso, Ethele ―le dijo el rubio antes de mirar otra vez a Anthony―. Lo siento pero tú también debes buscar a los otros Vlad. Conoces a Juliette más que nosotros y sabes a quienes ella intentará poner de su lado y cuáles nos convienen tener del nuestro.
―Estaré con Maia, no creo que pueda… ―contradijo Anthony lanzándome una mirada fugaz―… llevarla conmigo a esos lugares ―terminó la frase.

―Esto también le incumbe a ella. Maia, es probable que encuentres más respuestas a lo largo de tu viaje. Vlad podrá explicarte muchas de las cosas que ahora no podemos decirte. ¿Estás dispuesta a ir con él?
La cabeza me daba vueltas por el rumbo que había tomado la conversación e intenté decirme a mí misma que lo único que quería era volver a mi casa, a mi antigua vida y olvidarme de todo. Sin embargo sabía que eso no era verdad, mi destino había cambiado en el momento que decidí entrar a la casa de Camilla. No quería volver, quería respuestas y la compañía de Anthony para protegerme.
Me di cuenta de que Camilla había acertado en muchas cosas y me estremecí al pensar en ello.
―Sí ―respondí por fin―. Haré este viaje, pero quiero las respuestas que merezco.
―Vlad podrá darte toda la información que posee ―respondió Alejandro―. Lo que haga falta para que conozcas por qué tu intervención en esto es tan importante ―lanzó una fugaz mirada a Anthony que hizo un leve asentimiento ante el permiso implícito en sus palabras.
***
―¿De verdad quieres hacer esto? ―preguntó mi vampiro protector. La reunión había finalizado y más de la mitad de aquellos seres inmortales se habían marchado. Anthony se encargó de quedarse a mi lado mientras los otros desaparecían por la puerta, lanzándome fugaces miradas que no supe descifrar. Su presencia junto a mí me daba la seguridad suficiente frente a los demás.
―Sí ―susurré acomodando mi posición para estar más cerca de él―. ¿Acaso tengo otra alternativa?
―La tienes, nadie te obliga. Si quieres podemos ocultarnos hasta que todo termine.
―¿En verdad podemos hacer eso? No entiendo mucho qué es lo que pasa aquí, ni cuáles son los planes de Camilla, pero Alejandro dejó muy claro que esto puede terminar en una guerra. ¿Es eso verdad?
―Sí, Camilla planea esto desde hace muchos años. En cuanto a Alejandro, creo que sabe más de lo que dice, pero llegado el momento revelará todo.
―¿Es importante tu intervención? Tú la conoces más que los demás, por lo tanto imagino que Alejandro también tiene razón al solicitarte que intervengas ¿Quién soy yo para pedirte que no lo hagas y poner a todos en peligro?
―Es cierto que mi intervención es importante ―replicó con voz pausada―. Pero no puedo pretender que sigas arriesgando tu vida. Estás en tu derecho si quieres quedar al margen y ocultarte.
Sus palabras me dejaron sin habla y me vi atraída por el remolino incesante de sus ojos grises, que me arrancaron de la realidad. Una vez más me invadió una increíble sensación de paz y me vi a mí misma sentada en la playa. Frente a mí las olas furiosas del mar lamían la orilla y ensordecían con su gruñido; el aire fresco y con olor a salitre me acariciaba el rostro mientras yo jugueteaba con la arena entre mis manos. A mi lado estaba Anthony y su voz pausada y profunda cantaba una melodía que me sonó conocida.
Volví al presente con una extraña sensación de deja vú y me sentí confundida por unos segundos.
―Quiero saber qué puede suceder en el peor de los casos ―dije cuando pude volver a hablar―. ¿Qué pasará si Camilla se sale con la suya?
―Puede haber una tercera guerra mundial ―respondió una voz detrás de mí. En un segundo Alejandro estaba a mi lado. Me sentí intimidada ante su cercanía y de pronto me percaté de que aquel ser tenía más de dos mil años.
―No podemos obligarla —dijo Anthony.
―Lo sé. ―Alejandro esbozó una débil sonrisa―. Maia, Vlad tiene razón en eso, es tu decisión.
―¿La presencia de Vlad es trascendental para desbaratar los planes de Camilla?
―Sí, muy importante, tú misma lo dijiste, él la conoce más que nadie. En cuanto a ti, parece que eres una pieza clave en su plan, por lo tanto puedes aceptar la oferta de Vlad de ocultarte en algún lugar o acompañarlo en la búsqueda de aliados que puedan sernos de utilidad.
—Admito que me seduce mucho la idea de esconderme. Sin embargo estoy demasiado involucrada. La intervención de Anthony, al parecer, es primordial para luchar contra Camilla y me aterra la idea de imaginar una guerra por su culpa. Por otro lado tengo una enorme intriga por saber cuál es mi papel; así que sigo firme en mi decisión de hacer el viaje en busca de los que puedan ayudar y encontrar las respuestas que merezco.
―Las tendrás y Vlad seguirá encargado de tu cuidado y no dejará que nada te suceda.
Anthony dio un paso hacia mí y sentí que sus manos me acariciaban la cintura en el momento en que acercó su rostro al mío. Un escalofrío me recorrió la espalda cuando sus labios se aproximaron a mi oído y su respiración suave y cálida rozó mi piel.
―Conmigo estarás a salvo ―susurró.
Mi corazón se aceleró y los colores me subieron al rostro al darme cuenta de que los otros vampiros que había en la habitación podían escucharlo. Me quedé paralizada en el lugar, con los músculos tensos e intentando calmar el incesante repiquetear de mis latidos. Anthony se demoró unos segundos antes de apartarse y sentí que el vacío que dejaba entre nosotros me dolía.
Las palabras de Camilla resonaron en mi mente:
«Sé el efecto que él puede causar. Es realmente irresistible, ¿no crees? Su mirada, su voz, sus movimientos, todo te atrae hacia él, ¿verdad? Sí niña, lo sé, sueñas con él y sientes que tu corazón se desboca cuando se acerca».
Había tanta verdad en ellas que me asusté, pero dentro de mí supe que era inevitable y que tarde o temprano no lograría mantener la distancia que me había esforzado por mantener.
Por primera vez caí en la cuenta de cuánto deseaba su compañía y de que la atracción que había sentido hacia él desde un principio se volvía cada vez más fuerte. Tanto como para decidirme a acompañarle donde fuera que me llevara, aún a costa de mi propia vida.