El punto de vista de Adriana
"La gente está mirando, Draven", murmuró Edward. Levanté la vista para mirar a los chicos y, aunque percibí confusión en sus rostros, me mantuve firme. Tenía una misión y debía cumplirla a como dé lugar.
"¡Quítate de mi camino, tengo que irme!", espeté, sin importar que todos estuvieran a mi alrededor. Después de todo, todavía estaba bajo la compulsión de Dexter, así que no tenía más remedio que obedecer sus órdenes.
“Adriana, por favor, cálmate”, suplicó Vincent en voz baja. No obstante, volví a sacudir la cabeza con enojo.
“Estás haciendo un espectáculo, gatita”
"¿Por qué no lo hablamos adentro?"
Mientras los chicos intentaban convencerme, se acercaron a mí cada vez más. Fue entonces cuando grité pidiendo ayuda, pero no pasó mucho tiempo para que una mano grande tapara mi boca desde detrás. Al instante, me sentí mareada y mi cuerpo comenzó a debilitarse.
...
"¿Qué c*rajo te sucede?", espetó Draven. Abrí los ojos y noté que estaba en su habitación. "¿Dónde has estado?", preguntó, golpeando sus manos a ambos lados de mi cuello en la puerta. Mi cuerpo se estremeció, pero permanecí en silencio mientras miraba sus ojos penetrantes.
"Tengo que ir", dije. De repente, le golpeé el pecho intentando alejarlo de mí, pero, sorprendentemente, no se movió en absoluto. Más bien, me miró, provocando que un escalofrío recorriera mi cuerpo.
"No irás a ninguna parte", dijo rechinando los dientes. Mientras tanto, yo mire alrededor de la habitación, tratando de encontrar la pequeña caja.
“¿Te obligaron? ¿Te lastimó? ¿Dónde te encontró? ¡Me vengaré y me encargaré de enviarlo hasta el infierno!"
“Fui por mi propia voluntad”, lo interrumpí.
Lo vi estremecerse ante mis palabras, pero preguntó con calma: "¿De qué estás hablando?". Inhalé profundamente antes de mirar sus ojos airados y decepcionados. Sin embargo, en este punto, no me importaba.
“Nadie me obligó a nada”, dije en voz alta. Lo miré intentando descifrar sus emociones, pero eran neutras en absoluto.
“Y planeo volver con él”, agregué.
...
Ha pasado una hora desde que Draven me encerró en mi habitación. A pesar de que he estado golpeando constantemente la puerta, nadie acudió a mi rescate.
"Te vas a quedar aquí", fue todo lo que me dijo antes de que se fuera. No me sorprendió que reaccionara así después de haberle dicho que me uní al grupo de su rival por mi propia voluntad.
“Dios, cuánto tiempo…”, resignada a vivir un calvario de nuevo, me deslicé contra la puerta con el alma destrozada.
"Adriana", la voz de Dexter me estremeció. Miré hacia adelante y lo vi trepar por mi ventana. "¿Lo encontraste?", preguntó. Me acerqué a él y negué con la cabeza. Como era de esperarse, entrecerró los ojos y suspiró con frustración.
"¿Q-qué debo hacer?", pregunté en voz baja.
Dexter entró en la habitación, se paró erguido y contestó: "Tienes que encontrarla".
"¿Por qué tienes tanto interés en eso? ¿Qué contiene la caja?"
"Eso no es asunto tuyo, cariño", respondió. Levanté una ceja y, tras pensar en que Draven podría llegar en cualquier momento, me estremecí.
"No creo que pueda conseguirlo", dije, retrocediendo un poco. De repente, Dexter agarró mi muñeca y me acercó a su cuerpo.
"Tienes que hacerlo, Adriana", dijo, rechinando los dientes y con ojos ardiendo en ira. Gemí cuando me agarró con más fuerza, pero no le importó. "Si realmente quieres tu libertad, te sugiero que obedezcas", agregó.
Lo miré por unos segundos y pregunté: "¿Cómo? ¿Cómo se supone que lo conseguiré? Aunque me cueste admitirlo, realmente le temo. Es capaz de matar a mis padres y..."
"Draven Cruz no tiene los pantalones para hacer eso, cariño. En todo caso, deberías temerme a mí, no a él", amenazó.
Sintiendo que mi alma lloraba en silencio, contesté: "No estoy dispuesto a correr ese riesgo".
“¿Por qué no dejas de lado tus dramas estúpidos y comienzas a hacer tu trabajo?", interrumpió con impaciencia. Lo miré con disgusto y me alejé. “Oh, ¡por Dios! Sonríe, cariño. Nunca dije que no te ayudaría", su voz se volvió suave y dulce mientras levantaba mi rostro para mirarlo a los ojos.
"¿Cómo podrías ayudarme, Dexter? Más bien, eres una piedra en mi camino", dije en voz alta.
Después de reírse con frialdad, respondió: "Al contrario, cariño. Te estoy facilitando el trabajo". Me congelé cuando noté que sus ojos se oscurecían un poco. “Quiero que reprimas tu miedo y dejes salir todo el odio que sientes hacia ellos". Aunque pensé que sería demasiado riesgoso, finalmente asentí.
"Dexter, espera..."
“No permitas que nadie te ponga un dedo encima, excepto yo, ¿entendido, amor?".
"Sí, pero..."
“Recuerda que, si logras conseguir esa caja, obtendrás tu libertad", tan pronto como terminó de hablar, se dio la vuelta y salió disparado hacia la ventana. De repente, alguien llamó a mi puerta. Inhalé unas cuantas veces e intenté tranquilizarme. Poco tiempo después, mi mente se despejó por completo. No sentía miedo, preocupación, ni impotencia.
“Adriana, ¿qué estás haciendo?”
“Solo bastó un día para que volviera con el rabo entre las piernas".
"Nos debes algunas explicaciones, nena".
Al escuchar esto, me di la vuelta con impaciencia y los miré a cada uno de ellos.
"No les debo ninguna explicación", dije brevemente. Se estremecieron un poco y finalmente Edward soltó carcajadas.
“Me pregunto por qué está de mal humor", dijo Danny mientras entraba.
"Tu cara me puso de mal humor", contesté.
"¿Qué diablos dijiste?"
"Danny, cálmate, es evidente que no está pasando por un buen momento", interrumpió Vincent, parándose frente a su compañero. Por primera vez en mucho tiempo, sonreí victoriosamente mientras miraba a Danny.
"¡Eso no le da derecho a responder!", murmuró Danny.
Levanté una ceja y no me temblaron los pantalones para hacer un nuevo comentario: “La verdad duele, bebé Danny, supéralo”.
"Adriana..."
"Quieres ser masacrada, ¿verdad, Adriana?"
"¡Así es, Danny!", respondí parándome justo enfrente de él. De hecho, de no ser por Vincent, lo habría golpeado sin pensarlo dos veces.
"Vaya, vaya, ¿de dónde viene esa actitud?", preguntó Edward riéndose entre dientes mientras envolvía un brazo alrededor de mis hombros. Me giré para mirarlo y se mordió el labio.
"Qué cambiada está..."
"¿Por qué no la llevamos abajo a cenar?", propuso Finn, a lo que Tyrell estuvo de acuerdo. Puse los ojos en blanco y no refuté en absoluto. Después de todo, cualquier oportunidad podría ser buena para conseguir la caja.
"Hablaré con ella un rato", dijo Vincent. Enseguida, los chicos salieron de la habitación. Al quedarme a solas con Vincent, no pude evitar levantar una ceja.
"Draven te buscará a medianoche. Asegúrate de decirle la verdad".